Es increíble cómo pasa el tiempo.
Hoy hace un año que me secuestraron en un portal de Lavapiés, cuando intentaba hacer de buen samaritano... ella decía que era un barrio peligroso, y lo cierto es que no le faltaba razón a la moza. Unos señores de la limpieza estuvieron a punto de rescatarme, pero al final no hubo manera y... bueno, prefiero no entrar en este tema.
Un año después, sigo secuestrado, pero ahora en Tetuán. Lo que pasa es que las cosas son bien diferentes. Como un perfecto hongo he ido creciendo y abarcando el espacio disponible, hasta hacerlo mío. Pero qué narices, esto es lo que pasa cuando secuestras a un secuestrador.
Si tuviera que hacer un balance, tendría signo positivo. Pero no tengo que hacerlo, no hay cierre anual, ni informes periódicos ni nada de eso... en realidad no es un día diferente de ayer o de mañana, salvo porque me toca cantar el "cumpleaños feliz"... eso sí, a dos voces.
Y cuando está a punto de terminar este curso, puedo decir que he aprendido mucho. Algunas cosas ya las sabía, pero no las podía practicar. Ahora parece ser que sí, y de la teoría a la práctica hay una diferencia sustancial y nada desdeñable.
Y ya me despido por hoy... con Rosa León en mis oídos, cantando "Al Alba", de Aute... hay momentos que valen su peso en oro, y este seguramente no sea uno de ellos, pero si lo fuera estaría forrado, porque pesa lo suyo.
jueves, 24 de mayo de 2007
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