Estoy de nuevo en mi oficina, en mi sitio habitual.
Aunque no es el habitual del todo, porque hemos tenido mudanza interna y ahora estoy como a 20 metros de donde estaba antes. El sitio nuevo es mucho mejor, tengo una ventana en mi espalda y nadie puede ver mi pantalla (eh! si quisiera podría ver tías en bolas!!).
No entiendo bien las mudanzas internas. Es como jugar a "un, dos, tres... pollito inglés". Pero peor sería jugar al de las sillas... el que no encuentre la suya, a la calle!
El caso es que aquí me siento mejor, y hasta produzco más... creo. Sea como sea, el equipo es mucho mejor, tiene todas las letras, con sus acentos maravillosos y mi taza, mi cajonera... ¡mi vida entera! Uno no se da cuenta de lo que tiene en su mesa de la oficina hasta que la echa de menos.
Hoy es lunes, el primer día de una semana que precede a una semana blanca para mí. Los puentes de Mayison se aproximan a velocidad de vértigo, y con ellos, Cádiz, Granada, y sabe Dios qué nuevas aventuras nos deparará el destino.
Yo por si acaso echaré el bañador a la maleta, y un bloc con su correspondiente bolígrafo.
No sé si la vida me sonríe, pero yo pienso sonreirle a ella :o)
Y ahora me piro a casa, que ya es hora...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario