domingo, 31 de mayo de 2009

martes, 26 de mayo de 2009

Giro al Infierno

Hay días que todo se conjura para amargarte la vida.

Vas a actuar a un sitio, y cuando llegas a la ciudad, la mitad de las calles están cortadas por las obras. Tú no tienes ni puñetera idea de por dónde coger, el GPS insiste en que cojas por una calle que parece Beirut en los 80, la geometría de sus calles es caótica, y las cábalas del tipo "si tiro para allá y doy la vuelta, lo mismo llego a la calle de al lado", no sirven, porque señales de prohibido te redirigen sin que puedas remediarlo hacia el infierno de las obras.

Cuando por fin logras salir del bucle, dejas el coche en algún lugar (en mi caso un parking público), llegas al hotel y parece que la pesadilla terminó, pero no es cierto.

Pregunto si hay WiFi, y lo hay. Intento conectarme, pero aunque la señal es cojonuda, y tengo la clave de acceso, no consigo IP. Me voy a la habitación y me echo una siesta. Llevo 4 horas conduciendo, así que me duermo rápidamente.

A las 22:30 salgo para la actuación, que está como a media hora en coche del hotel. Llego al sitio, que está completamente vacío, y la gente que va entrando se coloca en la diana o en el futbolín. A las 00:00, todavía hay poca gente, aunque algunos empiezan a colocar sillas y mesas, mirando al "escenario", que no es otra cosa que un hueco junto a la máquina de tabaco, en el que cuelga una lámpara que soy capaz de tocar con el hombro: No puedo ponerme debajo.

Al final, empiezo casi a las 00:30, con unas 25 personas. Aparentemente hay buen rollo, y la gente se ríe, incluso aplauden, contra todo pronóstico. Me siento en una pequeña silla, para no comerme la lámpara, aunque al final termino de pié, casi en medio del bar. Llego al descanso algo más tranquilo, parece que todo va bien.

Pero la gente se levanta, vuelven al futbolín y los dardos. Unas 10 personas abandonan el local, parece ser que tienen que trabajar al día siguiente... Pero entran unos cuantos también. No me preocupo.

Empiezo la segunda parte, y entra un chaval saludando a los colegas. Me interrumpe. Una chica se acerca a sacar tabaco de la máquina que tengo junto a mí. Incomprensiblemente, se empeña en pasar por detrás de mí, que estaba muy pegado a la pared ¿Es que hay cámaras o algo? Le digo que no hace falta que pase por detrás, pero ella saca tabaco, dice ¡Perdón!...¡¡Y vuelve a pasar por detrás de mí!!

A todo esto, al chico que entró saludando le suena el móvil, y yo le pido que lo apague. A los cinco minutos le vuelve a sonar, y le pido que por favor lo apague. A la tercera vez que le suena, le digo que por qué no se lo mete en el ano. A la cuarta vez (aquí nos miramos fijamente a los ojos), le dije ¿A tí qué clase de cromosoma te falta?

Llegamos al final (continué por las 10 personas que estaban en primera fila, y que me prestaban atención), y el chico del móvil y yo teníamos una deuda pendiente... o eso pensaba yo. Porque clavó sus ojos en mí, y cuando estabamos frente a frente, me dijo: ¿Tú cómo hace pa acordarte de tó eso?

Estaba claro que el chaval no era consciente de lo que había ocurrido. Así que me largué de allí. A la mañana siguiente tenía que madrugar, y quería dormir un poco.

A las 7:00am, estaba en planta. Enciendo la luz, y no hay luz. Me meto en la ducha y no sale el agua. Me visto y bajo a recepción. Por lo visto han cortado el suministro por las obras. Quiero un café, pero han cerrado la cafetería.... Recojo mis cosas y me voy a mi coche. Voy a pagar el parking, pero la máquina está fuera de servicio, y paseo por el parking buscando otra. Pago el puto parking, y salgo a la superficie. El GPS no coge señal, empiezo a circular (no hay donde parar por esa zona), y cuando el GPS coge señal me dice: "Gire a la izquierda". Lo hago, y me mete en una calle estrecha, con coches aparcados que me obligan a cerrar los espejos, porque casi no quepo. Tras 150 metros así, la calle termina en una escalera ¿Por qué el GPS me mete en una calle que acaba en escalera? ¿Por qué?

Andar 150 metros marcha atrás, sin espejos, con unos 10cm de margen a cada lado, es muy jodido. Casi puedo visualizar cómo tiro el GPS al suelo y lo pisoteo, pero no lo hago. Consigo salir, llegar a la autovía, y repostar en una gasolinera. No tiene cafetería, pero veo un cartel que me indica que hay una cerca. Cojo el camino y me mete por una carretera que dura como 10km, para terminar en un bar de mala muerte... ¡Cerrado! Vuelvo a la autovía, tengo el depósito lleno y no pienso parar hasta cambiar de provincia. Una hora y pico más tarde, en cuanto cambié de provincia, entré en una estación de servicio y por fin desayuné, casi a las 10 de la mañana.

En un plazo de 16 horas, he deseado matar a personas, destrozar el coche, dar patadas a las vallas, llorar, prender fuego al hotel y tirar una bomba atómica sobre una ciudad. Hay días que la comedia me provoca malos sentimientos.

lunes, 18 de mayo de 2009

Operación Bikini

Hace una semana empecé un régimen para adelgazar un poco. La idea es reducir esta barriga (pensaba poner "incipiente", pero sería un burdo eufemismo).

El caso es que llevaba cuatro días a base de acelgas, fruta, pescado hervido y aspartamo, cuando llegó la hora de viajar a Galicia. Han sido cuatro días por la zona, entre Ferrol y Ribadeo, tres actuaciones y muchos paseos por la costa gallega.

La gastronomía gallega incluye sutiles diferencias con la de otras geografías, empezando por el concepto de "ración". Parecería que quieren deshacerse de todo lo que hay en la despensa, y llenan los platos al límite de su capacidad física.

Todo esto no debería ser un problema, si no fuera porque todo lo que me han puesto por delante estaba delicioso. Es complicado dejar algo en el plato cuando sabes que está exquisito, y con esta excusa he devorado caldo gallego, almejitas, navajas, solomillos y postres caseros. Ni que decir tiene que la dieta se ha ido a tomar por saco.

Me pregunto ¿Cómo puede un gallego hacer dieta? Es un suplicio. He asumido la pérdida del esfuerzo realizado durante la semana pasada, y he vuelto a retomarlo hoy. Soy consciente de que me quedan más paseos por tierras gallegas, y que daré pasos hacia atrás de manera irremediable, pero es un coste asumido. No pienso luchar, porque es absurdo, es una batalla perdida. Prefiero matarme pedaleando luego antes que tener que volver la cara cuando me cruce con esos enormes platos, que me llaman... ¡Salomóooooon! ¡Salomóooooooon!

Pero Galicia no es simplemente gastronomía. Es recopilar recuerdos, reencuentros, paisajes y gentes que de un modo u otro forman parte de mi vida y mis raíces. Por algún motivo me siento cómodo allí, y afortunadamente volveré de vez en cuando. Puede que no sea bueno para mi dieta, pero no todo en la vida es tener un vientre plano, y el sacrificio merece la pena sin duda.



Mi "Yo" gallego campa estos días a sus anchas.

martes, 12 de mayo de 2009

Lucha de Gigantes

Hoy un gigante ha perdido en su lucha.



Siempre en nuestras vidas, Antonio.

domingo, 10 de mayo de 2009

Semana de Estreno

Esta semana estrenan mi monólogo en el canal Paramount Comedy. Se supone que es algo positivo, porque es una publicidad importante. Yo no lo veré, porque estaré paseando por tierras gallegas (de nuevo). Será el día 15 de mayo, a las 21:45.

La cosa es que acabo de verlo anunciado, y sinceramente, lo que en su momento me pareció una buena idea, acaba de sacarme los colores. Tengo la sensación de que me voy a sentir muy raro viéndome en pantalla...

¡Alea jacta est!

miércoles, 6 de mayo de 2009

Calorcito

Parece que por fin se alejan los días gélidos. Es de agradecer para alguien del sur, que no soporta el frio.

Este finde me toca tirar para el norte, y las referencias que tengo con respecto a mi destino son bastante prometedoras. Buena gente, buena comida y confío que también buenos ratitos. Espero estar a la altura.

Y mientras planifico mis rutas, miro a mi alrededor y veo muchos huecos. Hoy estoy en la oficina, y me doy cuenta que la crisis no es solo un tema de conversación. Hay gente a la que le ha golpeado de frente, y que se encuentran en esa fase en la que se preguntan: ¿Y ahora qué?

Hace poco, en Moaña, unos chicos me comentaban que se habían quedado en paro, y que probablemente tendrían que salir de allí para buscar trabajo. Sé lo que es dejar tu vida atrás para buscar algo de dignidad laboral, y no es fácil. Amigos, familia y todo un entorno desaparecen en la distancia, y aunque siempre puedes volver, hay muchos ratitos de nostalgia.

Así que cuando llegas a un sitio y ves que la gente se ríe con tus chorradas y tus historias, sabiendo que en el día a día están bien jodidos muchos de ellos, no puedes hacer otra cosa que dar las gracias. A ellos por sus risas, y a quien quiera que sea el responsable de que yo pueda ir de aquí para allá haciendo lo que me gusta.

Sé que soy un quejica, y a menudo mi único rasero soy yo mismo. Entonces hablo de soledad, de presión, de cansancio... Pero hoy me ha dado por mirar a mi alrededor, y solo se me ocurre hablar de una cosa: Suerte.

Y siguiendo con mi costumbre de estos últimos tiempos, os dejo algo de música. Es de "El viaje a ninguna parte", algo que irremediablemente es inherente a la vida de aquellos que hemos decidido ir de escenario en escenario.



Definitivamente, el calorcito me sienta bien.