martes, 20 de noviembre de 2007

Días grises

Y en todos los sentidos, además.

Mi catarro está resultando más duradero de lo que se esperaba. Me he tomado las medicinas, me he abrigado y he sido bueno. Pero claro, tenía que venir a la oficina, y eso implica salir de casa por las mañanas, con un frío del copón, el metro, la calefacción de la ofi, el camino de vuelta...

Total, que estoy en los coletazos de mi catarro, pero como dice la frase: Hasta el rabo todo es toro, así que sigo pachucho. Eso sí, mi barriga ha notado una ligera disminución de su volúmen, así que no todo ha sido padecer.

En estos días, aparte de estar peleando con las diferencias entre Linux y Solaris, he podido acudir al teatro Fígaro de Madrid, a ver La Cocina de los Monólogos. Sabía que iba a ir desde hace meses, cuando me enteré de que venían a Madrid. Llevaban ya bastante tiempo en Barcelona, y cuando estuve este verano quise ir, pero no me coincidieron las cosas. Así que es una cuenta que ya he saldado.

Recomiendo a cualquiera que quiera pasar un buen rato que se pase por allí. Estarán hasta el 6 de enero de 2008, así que si bien hay tiempo, será mejor no despistarse mucho. El espectáculo es muy entretenido, el público participa y la risa está asegurada. Estos tres catalanes (Albert Boira, Txabi Franquesa y Toni Moog) hacen un humor canalla y descarado, que harán que las dos horas se te pasen volando.

No faltéis, que luego son los llantos y las quejas!!

lunes, 12 de noviembre de 2007

Fuerza de voluntad, entre otras virtudes

Al final, antibióticos y sobres.

Podría haber ido a urgencias, y ya estaría medio curado. Pero como siempre te dicen que para un catarro no vayas a urgencias, y yo para según qué cosas soy tremendamente obediente, pues no fui. Así que hasta ahora no he comenzado el tratamiento. Me espera una semanita cojonuda.

A todo esto, me he propuesto seriamente disminuir la ingesta de porquerías, porque este fin de semana pesaba 100kg. ¡100 kilos! ¿Pero qué mierda es esta? Sé que hace tiempo que no luzco un físico envidiable, y sé que con mi altura 100kg no son del todo un problema. Lo malo es que mis kilos son como la riqueza mundial: en vez de repartirse, se concentra. Y la mía se concentra en una esplendorosa barriga que hace aun más auténticas mis camisetas más frikis.

No soy un histérico del físico. Si lo fuera, no me habría zampado los kilos de madalenas que me he zampado estos últimos meses, ni los desayunos múltiples, ni las pizzas que me he metido entre pecho y espalda. Pero cuando un día te das cuenta de que te cuesta ponerte los cordones de los zapatos, pues te fastidia.

Así que ahora mismo voy a calentarme un cola-cao, me zampo un paquete de madalenas (a modo de despedida) y ya sí en serio, mañana empiezo a cuidarme (hoy no, porque esta noche tengo una pizza esperando por mí).

Si es que cuando me propongo algo, no hay quien me pare!!!

domingo, 11 de noviembre de 2007

Dos de dos

Así son las cosas.

Dos puentes cojonudos, y los dos en casa tosiendo como un capullo. Tenía planes, quería ir a mogollón de sitios, viajar... pero en lugar de eso aquí estoy, luciendo el típico pijama que me queda como el culo (resalta mi nueva barriga), pero que es calentito y cómodo.

No suelo ser pesimista del todo, a veces un poco, pero no demasiado. Así que a pesar de cómo están saliendo las cosas, en vez de llorar abrazado a la almohada las desdichas que me devoran, he planificado un viaje a Roma para el primer fin de semana de diciembre, y otro a Santiago de Compostela para el puente de la Constitución. Por fin voy a mover Roma con Santiago (¡jajaja! ¡¡¡tenía que decirlo!!!). Lo habría hecho en órden inverso, si el precio de los vuelos para el puente no se hubieran puesto por las nubes. De esta forma, por dos tercios del precio tengo dos viajes en lugar de uno (lo cual compensaría la catástrofe sufrida en estos puentes de noviembre).

Voy a ver qué ponen por la tele...

lunes, 5 de noviembre de 2007

¿Decadencia?

La letal desidia me amenaza...

Este fin de semana lo he pasado en los brazos de la fiebre, y la verdad es que puede ser cualquier cosa menos poesía. Llevaba ya varios días acumulando puntos para caer enfermo, y finalmente lo hice. Supongo que ya me tocaba.

Sea como sea, coincide con una etapa de sequía generalizada en todo lo que me rodea. Quiero pensar que no es más que un socavón en mi estado de ánimo, pero ahora mismo no me apetece hacer nada, salvo dormir. Dormir hasta que los huesos duelan, y dejar que el cerebro se pierda en sus elucubraciones febriles, que si bien no son reales, basta con que lo parezcan para alimentar mi necesidad de hacer algo. Es como un Second Life, pero en plan rollo personal.

Lamentablemente, tengo cosas que hacer. No me apetecen en absoluto, pero tengo que hacerlas. Y las voy a hacer, por supuesto, pero sin ganas.

Voy a ello...