jueves, 30 de octubre de 2008

El guión

Recuerdo que cuando empecé a escribir monólogos, mucha gente me decía: "Pero si con que cuentes cualquier cosa vale, lo importante es ser gracioso".

No es cierto. El guión es importante. Las palabras tienen que ser las adecuadas, y aunque no lo parezca, a veces por muy pequeñas que nos parezcan las diferencias, el resultado final puede ser como la noche y el día.

Para ilustrar el ejemplo, os dejo una secuencia de una película. Esta escena es mi favorita, y la película es todo un clásico ¡Disfrutadla!



Es un ejemplo un poco exagerado, pero yo creo que bastante didáctico.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Coreografías

Me gustan las buenas escenas de luchas... Unas más que otras.

Esta me ha encantado:



¡La voz del enano es la caña!

lunes, 27 de octubre de 2008

Los domingos son para descansar

No me gustan los lunes.

Suelo tener muchas cosas que hacer, y con el despiste del fin de semana, suelo tardar en aterrizar y ser productivo. Me siento torpe.

El fin de semana no ha sido especialmente movido, salvo por el domingo, que ha sido bastante intenso. Por la mañana, estuve en el encuentro de familias acogedoras, haciendo de presentador. Estuve bastante patoso, pero afortunadamente era para una ONG, gente acostumbrada a ayudar al que lo necesita, así que no permitieron que me fuera con la sensación de haber estado torpe, y me dieron las gracias y felicitaciones. Son encantadores.

También tuve la suerte de conocer a Guillermo Summers. Es curioso cuando has crecido viendo a este hombre en la pantalla de un modo más o menos periódico, y terminas tomando café y charlando con él. Me pareció un hombre muy agradable, y su mujer un encanto. Una sevillana guapa y simpática. La verdad es que me alegró conocerles.

Y no solo a ellos. Pude charlar con mucha gente, de la ONG, familiares acogedores de niños, gente que lo está pasando muy mal, y que hacen serios esfuerzos por sacar adelante a su familia. Hablo de abuelos que con una micropensión se ven en la tesitura de tener que cuidar y educar a niños, por motivos diversos (defunción de los padres, encarcelamientos, drogas...). También otros familiares, pero sobretodo abuelos. Y no puedo dejar de pensar que el de acoger menores es un problema con el que nos podemos encontrar todos en un momento dado. Uno nunca sabe lo que la vida le depara, y creo que ayudar a estas personas, hacer que las ayudas sean apropiadas, es una labor que en un futuro puede repercutir en nosotros mismos. Nunca se sabe.

Por la tarde, de cumpleaños en Alcorcón, y columpiando a las sobrinas en el parque. Buena parte del domingo se puede decir que estuvo dedicado a la causa infantil.

Luego ya por la noche, estuve en la Chocita con Luis Álvaro, en un mano a mano. La verdad es que no había mucha gente, pero se puede decir que la cosa estuvo bien. La verdad es que terminé el día bastante cansado. Y hoy no es que esté mucho más descansado. Al menos hoy me acostaré temprano, porque mañana tengo que ir a Joy Eslava, y no tengo ni idea de a qué hora acabará la historia. Mejor será que recargue batería si no quiero arruinar la semana...

sábado, 25 de octubre de 2008

Días buenos, días mejores

El sábado pasado estuve en el Green, en Coslada.

Ya estaba padeciendo los comienzos de mi catarro, y se notó. A pesar de todo no puedo quejarme de cómo salió la cosa. Aunque a ratos me quedo con la sensación de que pude haberlo hecho mejor.

Lo que sí estuvo genial fue el trato recibido allí, algo que me encantó y que siempre es una cosa de agradecer. Hay sitios mejores y sitios peores, pero a menudo el trato humano marca la diferencia. Está claro que Mariano no solo lleva un local donde actúan cómicos, además adora la comedia.


Con el bueno de Mariano.

Y si encima tus amigos van a arroparte durante la actuación, pues mejor que mejor. Desde luego, hay días que uno está encantado con la compañía.



Y para el que le guste la comedia, el humor y la solidaridad, está de enhorabuena. El día 7 de noviembre, en el Green se llevará a cabo una gala solidaria para ayudar a la ONG "Casa Guatemala". Un cartel increíble, con unos cómicos cojonudos y en un sitio que rezuma buen rollo. El que se lo pierda no tiene perdón de Dios.



Ahora a trabajar. Mañana será un día bastante completito. Si todo sale como debe, por la mañana estaré de presentador en el 4º Encuentro del Programa de Acogimiento de Menores en Familia Extensa, con la ONG Meniños. Es la primera vez que hago de presentador, así que no tengo ni idea de cómo va a salir la cosa. Y por la noche compartiré escenario con Luis Álvaro en La Chocita del Loro de la calle Hermosilla, a las 21:00.

¡Alea jacta est!

jueves, 23 de octubre de 2008

Vitamina C

Ya estoy en la oficina.

Podría haberme quedado en casa hoy también, que se supone que es lo que debería hacer para terminar de curar el puñetero catarro, pero hay veces que la casa se me hace pequeñita, pequeñita, y termina por asfixiarme.

Así que a pesar de haberme quedado allí hasta las 12 de la mañana, finalmente he recogido mis bártulos y me he venido a mi mesa. La verdad es que necesitaba respirar aire fresco, y por qué no decirlo, una conexión menos coñazo que la VPN.

Creo que si me cuido lo suficiente no debería ser un problema el haber abandonado la protección del hogar. Al fin y al cabo, aqui no se está tan mal, y estar en casa mola, pero cuando es por obligación ya no mola tanto.

Ahora hay que hacer que el viaje merezca la pena...

martes, 21 de octubre de 2008

¿Bunbury plagiador?

Por lo visto hay gente que dice que Bunbury es un plagiador.

He leído un comunicado que el propio Bunbury tuvo que hacer a raiz de los comentarios que surgieron, antes incluso de que el disco viera la luz. Al parecer, unos versos de un poeta madrileño (Pedro Casariego), y otro vasco (Joseba Sarrionandía) han sido utilizados por Enrique en algunas de sus canciones del nuevo disco.

Personalmente estoy en contra del plagio en cualquiera de sus formas, pero sinceramente no creo que incluir una frase en una canción pueda considerarse plagio. Si Bunbury publica un libro de poemas y mete esas frases, a lo mejor es otra cosa, pero hacer una canción en la que aparezca una frase de un poema (esto se ha hecho muchísimas veces sin generar tanta controversia) no creo que sea para tanto.

No recuerdo que cuando Héroes del Silencio sacó "La Sirena Varada", se alzaran acusaciones de plagio. Y bien es sabido que la obra de teatro del mismo título, escrita por Alejandro Casona, tiene frases que aparecen más o menos reflejadas en dicha canción. Del mismo modo, no recuerdo que nadie dijera nada a Pedro Guerra por hacer una canción basada en la película "El marido de la peluquera".

Con esto quiero decir que no me parece mal que una frase o un argumento sirvan como base a una obra artística, totalmente diferente de la que lo inspiró. Es como el que usa un refrán dentro de una canción.

Bunbury no niega que haya tomado esas frases de los poemas de estos dos hombres, pero deja claro que por extensión y contenido, no pueden considerarse plagio, sino retales con los que forma luego un todo. No creo que haya mucha gente hoy en día que en sus construcciones no incluya ladrillos usados por otras personas.

Tal vez, si Bunbury hubiera nombrado en los créditos del disco a estos dos poetas, la gente que le tilda de plagiador no tendría mucho en lo que apoyarse. Pero a lo mejor de haberlo hecho, debería entonces nombrar todas y cada una de las cosas que le hicieron poner cada frase.

No creo que Bunbury haya perjudicado a estos dos poetas. Más bien ahora se les conocerá mucho más que antes. No defiendo a Bunbury, porque creo que no lo necesita, y considero que es una persona con talento suficiente como para no depender de obras ajenas. Entiendo que hay gente que no le traga, y que cualquier motivo es bueno para atacarle. Tengo el disco, y no creo que dos frases hagan un disco.

Me pregunto dónde están todos esos luchadores de la propiedad intelectual cuando Manu Sanchez fusila de un modo descarado, minuto a minuto, frase por frase, a decenas de cómicos españoles. A lo mejor es que vende mucho más intentar hundir a Bunbury, un artista menos simpático y dicharachero con la prensa que al gracioso y chistoso de Manu.

Está claro que Bunbury siempre ha sido el enemigo a batir para muchos críticos, y no dudo que ha podido cometer muchos errores, y que esos mismos errores pesan más en él que en cualquier otro artista, por contar estos con el beneficio de la duda con el que no cuenta Bunbury.

Por mi parte, creo que Bunbury no merece el calificativo de plagiador (al menos, no con los argumentos que hasta ahora he leído). Muy al contrario, siempre ha sido un apoyo para mucha gente, se ha dedicado a nombrar y ensalzar a decenas y decenas de artistas, de promover la música por su calidad y no por su comercialidad, y son muchos los que tienen mucho que agradecerle, tanto como artistas, como en el papel de espectadores. Ha sido el medio por el que mucha gente hemos conocido a otros artistas (en mi caso, por ejemplo, Alejandro Casona llegó a mis manos gracias a él, algo que le agradezco).

En fin, que vende más decir que Bunbury es un plagiador, y se conoce que hay gente necesitada de buenos titulares. Estamos en tiempos de crisis, y quien saber si peligra el puesto como redactor de algún que otro mediocre.

Por cierto, el periodista de "El País" que entrevistó a Bunbury respecto a este tema, me parece lamentable como periodista. Más le valdría dedicarse a las tertulias en plan Salsa Rosa, donde tocar los cojones al entrevistado y faltar al respeto y a las buenas maneras es una norma.

Yo por mi parte, seguiré disfrutando de este disco. Y si cae en mis manos alguna obra de Casariego o Sarrionandía (este último en castellano es complicado, pero no imposible), trataré de disfrutarlo, en vez de escudriñar las fuentes de inspiración de otros en busca de polémica.

El plagio es plagio. Pero retorcer las cosas para intentar ajustarlas a definiciones en las que en principio no se encaja, es tocar los cojones.

lunes, 20 de octubre de 2008

Tocado y hundido

Tras varios días de lucha, finalmente he perdido la batalla: Me he acatarrado.

Ando a base de sobres y calditos, y hoy ya me ha sido imposible ir a la oficina, aunque he currado desde casa, porque no está la cosa como para relajarse. No obstante, me cuesta estar al 100%.

Y entre pañuelo y pañuelo, ando escuchando el último disco de Bunbury, que ya está en mis manos. Os dejo el videoclip de uno de los temas.



Yo creo que hay tratamiento informático, porque semejantes ostias no son de recibo... Por cierto! Los fajos de billetes, juraría que son de 100 pesetas!!

domingo, 12 de octubre de 2008

¡Chin Pon!

¡Se acabaron las vacaciones!

La verdad es que han cumplido con creces el objetivo marcado: He desconectado al 100%. Tanto que temo que mañana el aterrizaje sea forzoso.

México ha resultado ser un sitio increíble. Nada como viajar para confirmar la ignorancia que uno suele tener sobre aquellas cosas que solo conoce de oídas. Personalmente he quedado encantado con muchas cosas. Pero ojo, también he tenido que sufrir alguna que otra contrariedad.

Cancún nos recibió con lluvia. Pero no una lluvia normal, allí la lluvia es torrencial, exagerada y tibia. Por suerte, también es intermitente, y cuando no llueve hace un sol más abrasador de lo que se espera.

El hotel estaba bastante bien, y tuvimos la suerte de que nuestra habitación tenía la terraza junto a la piscina, frente al mar. Según salía del dormitorio, un par de zancadas largas y al agua. Además, estábamos entre manglares, así que era frecuente cruzarse con iguanas, mapaches y todo tipo de bichos. También era habitual ver águilas, pelícanos y turistas. Estos últimos solían ir en pareja, y se conoce que el gobierno mexicano está haciendo una gran labor de control, porque la inmensa mayoría iba anillada. Creo que nunca he ido en un avión tan empalagoso. Deberían haber amarrado un puñado de latas vacías en los alerones de cola.

Una de las cosas que menos me gustó fue el ser tratado como un turista. A ver, es cierto que era un turista, pero me fastidiaba ese rollo "quiero tus dólares" que se respira en la quinta avenida de Playa del Carmen. Encima los precios son como para mandar a tomar por saco a más de uno, pero lo mejor que puedes hacer es pasar del tema y seguir caminando. Además, la puñetera pulserita "todo incluído" te deja vendido de cara a los vendedores. Yo le daba la vuelta, y la ocultaba bajo el reloj. No servía de mucho.

Otra de las cosas que me afectó bastante es el grado de humedad que hay por estos lares. El 90% del tiempo estaba sudando, y el 10% restante bajo el agua. La ropa no se secaba del todo, el sol abrasaba, y los mosquitos se ensañaban con mis tobillos. Tenía que ponerme protector solar para ir de la habitación al comedor (unos 300 metros), y también repelente para mosquitos. Con el sudor, la mezcla me hacía ser una especie de babosa barbuda la mayor parte del tiempo.

Pero con todo, el viaje ha sido genial. He visto cosas increíbles, y de nuevo alguna que otra anécdota curiosa, como estar a las dos de la madrugada con gente de Vancouver y Quebec cantando, guitarra en mano, canciones de Héroes del Silencio en el patio del hotel. He aprendido a contar como lo hacían los mayas, en vigesimal, con puntos, rayas y caracolas. He conocido a un guía de excursiones que bien podría dedicarse al stand up, y que desgranaba entre monumento y monumento la realidad mexicana del modo más ácido. Jorgito, te debo una visita al Museo de las Américas.

Pero ya pasó, y ahora toca retomar la vida cotidiana, el biorritmo y el trabajo pendiente. Esta semana hay prueba con Paramount, visita a Valladolid (el español, el mexicano ya lo visité el domingo pasado), y asumir que hasta diciembre va todo de una sola tacada.

Y ahora unas fotitos...


De Forrest por la vida.


Luchando contra el calor.


Un vecino habitual.


En el jeep, antes de salir hacia los manglares.


Chichen Itzá, una de las nuevas maravillas del mundo.


En la selva.

Por supuesto tengo muchas más, pero no es plan.

Y para terminar, una anécdota. El viernes estuve comiendo en un restaurante en el centro de Madrid. En un momento dado, miro hacia la puerta y veo que entra un grupo de clientes que provocó un revuelo especial entre el personal. ¿Quién estaba allí? Pues el mismísimo Jaime de Marichalar. Por un par de segundos, nuestras miradas se cruzaron, y me pareció curioso, porque justo antes de irme había escrito sobre él. Y yo me pregunto: ¿Cuanto más tengo que escribir sobre Pilar Rubio para que me ocurra lo mismo?