jueves, 18 de abril de 2013

Machistas y hembristas, feministas y masculinistas... personas, al fin y al cabo


Una noche de feria, en San Fernando de Cádiz, estaba de servicio con Protección Civil.

En un momento dado, vi a una pareja discutiendo a gritos, y entonces él la agarró por el cuello, como si fuera a estrangularla. Rápidamente comencé a andar hacia ellos para agarrar a aquel tipo y evitar que agrediera a la chica. Pero entonces un compañero me detuvo, y me dijo: "No vayas". Yo pregunté que por qué, y él me dijo que les conocía, que eran sus vecinos, y que por mi bien no fuera. Yo no entendía el motivo, pero en ese momento volví a mirar, y la pareja se besaba apasionadamente. Mi compañero me dijo: "Si le llegas a hacer algo al chico, ella te habría saltado encima y te habría arañado la cara". De esto hace quince años.

Yo nunca he entendido a las mujeres que defienden a hombres que les agreden. Desconozco el mecanismo psicológico que hace que ellas decidan apoyar a semejantes energúmenos. Sé que hay mujeres que aguantan, por sus circunstancias, todo tipo de calvarios. A veces porque piensan que no tienen opciones, o por falta de recursos, por los hijos... hay de todo. Pero agredir a alguien que te está defendiendo debe ser que ya has llegado a un punto de locura que te impide reaccionar de otra forma. 

El machismo es algo que me repugna, y no digamos ya, cuando va acompañado de violencia hacia la mujer. Hablo de violencia física. Entiendo que el machismo es en sí mismo un tipo de violencia hacia la mujer. Y aunque creo que se ha avanzado mucho en la batalla contra el machismo, todavía hay mucho camino por recorrer. 

El problema es que creo que se están alcanzando unos niveles enrarecidos de odio hacia los hombres en algunos sectores feministas, que rozan el disparate.

En una actuación en Talavera de la Reina, al acabar la actuación, la que en ese momento era mi pareja fue al baño, y había dos chicas allí, y escuchó esta conversación:

- Vaya gilipollas de mierda el machista este
- No te extrañe que sea, incluso, un maltratador

El chiste en cuestión que desató esta ira fue:

"Está jodido aparcar. Mi novia tarda todos los días una hora de reloj en aparcar el coche. Y eso que tiene plaza propia".

Salvando el tema de si el chiste te puede hacer gracia o no, llegar a la conclusión de que por contar un chiste, puedo ser un maltratador, me resulta cuanto menos exagerado. Yo jamás, y me gustaría recalcar esto: JAMÁS, he agredido a nadie en la puta vida (y he currado en la puerta de un garito de noche).

Creo que se están alcanzando unos niveles de exageración y distorsión de la realidad que acojonan. Es cierto que hay maltratadores, violadores, machistas de pensamientos arcaicos, y todo tipo de orcos mentales. Pero no es menos cierto que hay mujeres manipuladoras, que mienten para torturar a hombres, solo porque han sido despechadas, o por cualquier tipo de venganza, o simplemente porque son así de hijas de puta. Hay de todo, y generalizar es absurdo, o pretender que son mayoría, porque afortunadamente, no lo son.

El caso es que ayer me encuentro en Twitter el hashtag #LasGordasDeberianTenerProhibido, y yo puse el tweet: "#LasGordasDeberianTenerProhibido Estamos hablando de mujeres o de pollas? Es para saber si tengo que ofenderme o no", y una chica me respondió "vaya gilipollez de comentario". Y bueno, es probablemente un comentario bastante gilipollas, eso no lo discuto. Lo que me gustaría saber es qué habría pasado si el hashtag fuera #LosGordosDeberianTenerProhibido. ¿Habría recibido la misma respuesta? Porque creo que el hashtag es incisivo (lo de que sea con mal gusto o no ya va en criterios sobre humor) con la obesidad, no con el hecho de que sea una mujer. 

Pero por curiosidad leí el resto de tweets de la chica. Me encontré con una batería de insultos a todos los que hacían chistes usando el hashtag, y en general, las palabras "machista", "machirulo", "feminazi", "feminismo" son abundantes en sus tweets, de lo que deduzco que es un tema bastante constante en su vida. Esto es asunto suyo, y lo respeto (lo de los insultos un poco menos. Creo que reivindicar derechos y respeto a base de insultos es una contradicción).



Pero lo que me llamó poderosamente la atención es la ligereza con la que asocian palabras como "violador" o "violación" con gente que hace comentarios como "tú lo que necesitas es que te follen". 

A ver, que hay comentarios fuera de lugar, sexistas, faltos de educación y criterio, y todo lo que quieras. Pero de ahí, a violar a una persona, hay un trecho. Evidentemente hay muchos cerdos violadores, pero no es menos cierto que hay muchas acusaciones falsas por violación (justo hace unos días me hablaban de una chica que, para esconder a su marido que se había follado a un tío, lo que hizo fue acusarlo de violación. Afortunadamente, se descubrió la mentira). 

Creo que las mujeres están en su derecho de dar un puñetazo en la mesa, porque históricamente han sido degradadas, violadas y menospreciadas por sociedades machistas. Creo que hay que ser duros, muy duros, con los violadores, y que no hay que justificar ninguna violencia contra la mujer. Pero también creo que hay hombres que han pasado calvarios por culpa de mujeres sin escrúpulos, y no veo muchos comentarios de asociaciones feministas insultando a estas mujeres. Más bien veo insultos a mujeres que no comparten sus puntos de vista, más radicales, a las que desprecian.

Hay muchas feministas, que más que feministas son anti-hombres. Hay un rencor y un odio en sus palabras que me hacen pensar que han tenido que sufrir mucho para sentir tanto odio (no sé si abusos, maltratos, o lo que sea), pero no es normal un odio tan profundo y arraigado hacia un género. Evidentemente, ni digo ni pretendo insinuar que todas las feministas sean así. Ni siquiera creo que sean la mayoría, pero como en todas partes, siempre hay extremismos que llevan las ideas a la categoría de caricatura. 

Personalmente hago (y voy a seguir haciendo) chistes en los que me meto con mujeres, con hombres, con animales y cosas. Son chistes, y no pretenden ofender. Siempre hay gente que se ofende, claro, pero eso ya es un problema de ellos, que deciden dar a los chistes la categoría de opinión. De los que deciden que ese chiste me convierte en un presunto maltratador, o incluso violador, ni hablo. Mejor que lo haga un psicólogo.

Y por supuesto, mi más profundo y sincero apoyo a cualquier causa que luche por los derechos de las mujeres, porque se les respete y porque se castiguen las agresiones de género. Pero también tienen mi apoyo los miles de padres que no ven a sus hijos porque mamá ha decidido usarlos como arma arrojadiza, porque papá decidió dejarla por otra mujer. Ser un miserable no es patrimonio de los hombres. Las mujeres también cuentan con la misma capacidad de odiar, de ser malvadas y despreciables. 

Apoyemos las causas con criterio, y no hagamos apologías generalistas, porque es la mejor manera de meter la pata. 

lunes, 8 de abril de 2013

Si yo fuera padre de familia

Si yo fuera padre de familia, de esos que llevan más de un año en paro, con dos o tres hijos, en una casa (o en la puta calle) donde ya casi no entra dinero, salvo el que tal vez reciba de amigos o familiares. 

Si yo fuera padre de familia, de esos que ven con desesperación la nevera vacía, antes de salir de casa a rebuscar en los contenedores junto a los supermercados. 

 Si yo fuera uno de esos padres de familia que ven cómo el banco le quita el piso, mientras coloca de consejero a otro político corrupto. 

Si yo fuera uno de esos padres de familia que no saben a qué aferrarse para no acabar con todo, mientras veo en las noticias las andanzas de Urdangarín, Doña Cristina, Bárcenas, y en general toda la panda de chorizos, mangantes, corruptos e hijos de puta que campan por nuestro país, a ritmo de peinetas y viajes a Qatar. 

Si yo fuera uno de esos padres de familia que ven cómo los responsables de hundir sus vidas pasan a formar parte de la plantilla de las grandes empresas de España, con sueldos millonarios, como premio a los favores concedidos en sus etapas de ministros y similares. 

Si yo fuera uno de esos padres de familia que tienen a cargo personas enfermas a los que mantienen a duras penas porque la sanidad pública y sus ayudas se desploman, mientras privatizan hospitales con dineros de ida y vuelta. 

Si yo fuera uno de esos padres de familia, a lo mejor acababa en la cárcel, por asesino.