lunes, 28 de septiembre de 2009

Surrealismo

Este fin de semana ha sido para mear y no echar gota.

El jueves pude comprobar cómo a veces las cosas evolucionan para mejor. Ya había estado en León, actuando en una bolera. En su momento, el sitio me pareció chulo, pero a pesar de que el público estuvo bien, había gente jugando a los bolos durante la actuación, e incluso niños correteando por la sala.

En esta ocasión la cosa fue bien distinta: buen sonido, buena iluminación, público más abundante y nada de bolos ni de niños durante el monólogo. Chapó por Eduardo, que se está currando un local que puede convertirse en un referente de la comedia en León.

El viernes me levanté a las 7 de la mañana, y eso que me había acostado a las tres y pico en León (estuve de cháchara con gente del público, y luego con Eduardo, que además me invitó a una empanada espectacular que había hecho la mujer de uno de los camareros). Cogí el camino y me fui a Boecillo, porque además tenía una reunión para unas movidas del curro. A las tres y pico, caminito para Madrid, a hacer escala antes de salir para Los Alcázares, en Murcia.

En Madrid tuve que esperar a las 17:30, porque tenía que intervenir en un programa de Radio Libertad, junto a mis amigos y compañeros Hovik y Salvi Pérez. Estuvimos haciendo coñas hasta las 18:00, y a las 18:30 estaba otra vez en el coche, camino de Murcia.

Esteban es un tío peculiar. Ya tenía referencias suyas por otros cómicos, así que iba predispuesto a una noche entre amigos. Pero con lo que yo no contaba era con lo que me iba a econtrar allí.

En Cartagena andaban de fiestas, y eso mermó un poco la afluencia de público, aunque luego la cosa mejoró un poco, y más o menos se percibía algo de calor humano. Lo malo fue que se me plantó allí un grupo de como 15 guiris que no paraban de cotorrear.

Me bajé del escenario, y traté de explicarles que si hablaban me resultaba muy complicado seguir con el monólogo. No me hicieron ni puñetero caso, así que volví a bajar una segunda vez, y les expliqué de nuevo que estaban resultando molestos, esta vez con algo más de contundencia. El resultado fue el mismo.

En ese momento, el escaso público español, comenzó a increpar a los guiris, que se reían de nosotros. Encima, había entre el público un pequeño grupo de gente que había venido expresamente a verme, y ver cómo los guiris me estaban amargando el tema, empezó a mosquearme. Así que hice acopio de una mezcla entre patriotismo y mala educación, me fui a por los guiris y les insulté en todos los idiomas que fui capaz (en inglés, vamos). Ellos me correspondieron, pero al ver que los españoles me apoyaban, pensé "Tengo que apoyar a mi público", así que me subí al escenario y a gritos les puse de vuelta y media (en español), mientras ellos me insultaban e iban desfilando para la calle. Misión cumplida. El monólogo pudo continuar.

A todo esto, de repente entraron en el local cinco guardias civiles, de los que van con boina, de los que acojonan, y se colocaron estratégicamente dentro del local. Estuvieron pidiendo papeles y cosas así, mientras yo tenía que decirle al público: ¿Qué pasa? ¿Nunca habéis visto un picoleto?

Total, que entre guiris y picoletos se hizo lo que se pudo. Al final, los guiris volvieron cuando acabó el monólogo, y hasta se hicieron alguna foto conmigo (se ve que no eran rencorosos). Conocí a gente estupenda, me trataron genial los del Boogie, salvo Merche, la camarera, que se empeñaba en camuflarme un chorro de ginebra cada vez que le pedía tónica.

Y el sábado tuve la suerte de volver a la Chocita de Carabanchel, a compartir escenario con Marta Nebot, en una noche que disfruté como un enano, a pesar del cansancio acumulado. Un público estupendo, muy buen rollo, y encima se colaron unos compañeros de Telefónica con los que eché un rato muy agradable. En definitiva, un fin de semana redondo y peculiar.

Ahora os dejo unos vídeos de youtube. En realidad solo es audio, y corresponde a lo que estuvimos haciendo el viernes en Radio Libertad. Definitivamente, Hovik está como una regadera.

Primera parte:


Segunda parte:


Tercera y última:


En fin, creo que hay poco más que añadir...

miércoles, 23 de septiembre de 2009

¡Era broma!

Como curro en casa, a veces mientras estoy en el ordenador, escucho la tele de fondo en el salón. Normalmente no le presto atención, pero hoy estaban hablando sobre una broma radiofónica a Kiko Rivera, en la que por lo visto le llamaban cerdo, gordo, come tartas y no sé qué más cosas.

El caso es que era una broma, y el locutor de radio parecía sorprendido por la reacción de Kiko ante los insultos, y se escudaba en que otros personajes públicos que también habían sido objeto de bromas, habían demostrado un mejor talante.

Yo a estas alturas, no me creo nada de lo que veo u oigo por los medios. Es perfectamente posible que todo esto sea un montaje con guión, en el que todos sus participantes conocen bien su papel. De hecho, creo que ya nadie ignora que en las tertulias todos llevan pinganillo en la oreja, y reciben instrucciones para machacar a fulanito o a menganito.

Pero pongámonos en el caso de que sea cierto. Que la broma fuera realmente una broma y que Kiko no supiera realmente que le estaban gastando una broma. ¿Cual es el punto en el que una broma pasa a ser puro insulto gratuito?

A menudo nos escudamos en bromas para hacer un poco lo que nos sale de los cojones. Luego con decir que era broma, parece que estamos absueltos automáticamente de toda falta. La broma es la cápsula perfecta para envolver cualquier mierda que quieras hacer.

El locutor del programa ha estado hablando por teléfono, explicando la bromita, y todavía justificaba los comentarios que había hecho durante la misma. Me ha sorprendido escuchar frases como "no vas a comparar a Beckam con el gordito de Paquirrín". O también "ese se tiene que comer cinco tartas al día".

Yo no conozco a Kiko Rivera, no le he visto en mi puta vida. Pero creo que nadie se merece que se le insulte de manera tan gratuita. Una cosa es ironizar sobre alguien, buscar un punto gracioso a una actitud, una forma de ser, un hecho, o incluso alguna característica de la persona en cuestión, y otra faltar por faltar, sin otro objetivo que ofender "para ver qué pasa".

Por algún motivo hay gente que cree que a ciertas personas se les puede decir casi cualquier cosa, y yo sinceramente no lo creo así. Es muy fácil reirse de la gente, es tremendamente sencillo hacer escarnio de casi cualquier persona. Si tienes un cuerpo perfecto como el de Darek, diremos que es gilipollas. Si te tiras a tías despampanantes como Kiko Rivera, atacamos al físico. Si eres una chica preciosa, diremos que es tonta, o que se come las pollas a pares.

Pero todos tenemos arrugas, michelines, defectos físicos, carencias culturales, intelectuales, inseguridades y mierdas a nuestro alrededor. Que una persona, a título personal, quiera ir por la vida insultando a la gente porque sí, me parece mal. Pero que sea un medio de comunicación, un profesional al que se le supone una preparación, y sobre todo una capacidad de hacer cosas con cierto nivel, me parece un error.

De todas maneras, yo ya me he hecho una opinión al respecto en cuanto he oído los argumentos empleados para defender su trabajo. Hay gente que cree que con decir "¡Era broma!", ya está todo solucionado, y peor todavía, justificado. Y hay gente que cree que por decir cosas que son verdad, aunque sean verdades subjetivas, pues está todo permitido.

El humor está para hacer reir, no para justificar cualquier forma de faltar al respeto.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Todo tiene su fin

Se acabó el verano.

La jornada intensiva llega a su fin, y marca el comienzo de un nuevo curso escolar, de comedia y de rutina (sea cual sea el significado de rutina).

A pesar de haber bajado la intensidad de los viajes, no he parado de pasear el culo por las carreteras, además de algún que otro aeropuerto. Vamos, que no he parado.

En estas semanas se puede decir que he tenido un poco de casi todo, pero el verano ha pasado por mi vida a hurtadillas. Puede que el hecho de no haber tenido vacaciones haya tenido algo que ver, pero no me importa, porque las dos primeras semanas de octubre estaré de auténticas vacaciones. Efectivamente, cuando para muchos la depresión postvacacional está prácticamente superada, yo cuelgo el cartel de "cerrado por vacaciones".

Y por poner una nota de actualidad entre tanto resúmen generalista, diré que hoy he ido a ver "UP", que me ha encantado, y que ya me encuentro mucho mejor de una especie de pseudo-resfriado que me ha tenido todo el finde jodido. No era gripe A. Ahora, cada vez que alguien estornuda, la gente piensa en gripe A.

¡Ah! Y el lunes pasado actué por primera vez en la sala Galileo Galilei. Toda una experiencia, arropado por cuatro compañeros de lujo: Juan Solo, Hovik, Danny Boy y Dani Fontecha. Esperamos repetir, y estoy convencido de que lo haremos.

Y de momento ya está, creo que me voy a ir a dormir. Sí. Eso haré.