martes, 4 de enero de 2011

Que me quede como estoy...

Año nuevo ¿Vida nueva?

Espero que no, porque la verdad es que estoy bastante contento con la vida que llevo ahora mismo. No solo por cómo es en sí, sino también por la cantidad de oportunidades que siempre parecen bailar por el horizonte.

Es la primera vez que paso las navidades en Madrid, y han sido bastante tranquilas y familiares. He aprovechado para descansar un poco de la comedia, aunque no del todo, porque siempre hay alguna cosilla. Una de ellas ha sido una gala benéfica en Soria, donde nos hemos juntado 21 cómicos para sacar unas perrillas y echar un cable a unos chavales que padecen cáncer.

Es curioso, nos juntamos unos cuantos, echamos unas risas, lo pasamos bien, y conseguimos ayudar a gente. A menudo, cuando nos dan las gracias por ayudar, pienso en lo afortunados que somos los cómicos por poder conseguir estas cosas con tan poquito esfuerzo. Porque para nosotros, el esfuerzo es mínimo. En el caso de Soria, un viaje con amigos, y una noche increíble de risas y diversión. Ese es el coste. Y sin embargo, los que nos dan las gracias, suele ser gente que trabaja en ONGs, que son voluntarios, y que dedican muchas horas de su vida cotidiana a ayudar a gente, y que reciben como única compensación la satisfacción de ver que hay gente que vive un poquito mejor, gracias a ellos. Los que alguna vez hemos sido voluntarios en alguna ONG, o cosas parecidas, sabemos que esa compensación es muy, muy grande. Te hace sentir muy bien, y es una sensación que recomiendo a todo el mundo.

El 2010 ha sido muy dado a galas benéficas, por Haití, por Dindefello, Gambia Race, etc. Ayer mismo Agustín Jiménez, La Parroquia del Monaguillo y Juan Solo hicieron una gala para ayudar a una niña de dos años, y a sus padres, en Alcorcón. Y es que dices que vas a hacer una gala benéfica, y te salen cómicos por todas partes, diciendo "me apunto!". Es normal, te lo pasas pipa, y encima ayudas. Es genial.

Mucho más curioso me parece el caso de Jun, un pueblo de Granada, que ha invertido el dinero de las luces de navidad del pueblo en ayudar a una familia, para evitar que les embarguen la casa. Que si lo piensas bien, parece lógico, pero sorprende porque de hecho creo que es el único caso en España, y mira que hay ayuntamientos, y más todavía, gente necesitada de ayuda.

Hoy me he enterado de que el 8 de febrero estaremos unos cuantos graciosillos en el teatro Maravillas, de Madrid. Colaboraremos con el proyecto Columbia, que trata de ayudar a sectores de población en riesgo de exclusión. Y habrá otras, estoy seguro, porque lamentablemente no falta gente a la que ayudar.

Mi propósito de año nuevo es que mi vida, a grandes rasgos, no cambie. A lo mejor así, puedo seguir ayudando a que cambien las vidas de otros muchos, aunque sea un poquito, y todo esto siempre rodeado de gente riéndose. No se me ocurre un trabajo mejor que el mío. Habrá gente que gane más dinero, con más fama, más trepidante...

Pero yo me quedo con la comedia, rodeado siempre de cómicos, que son un puñado de chalados que cada día se estrujan el cerebro pensando en cómo hacer reír a la gente, con unos egos que nos rebosan, con mala leche a veces, con envidias, cotilleos, rencillas y alguna que otra tara mental, pero que cuando alguien pide socorro, saltan todos a la primera, gritando ¡Yo voy!

Feliz año nuevo, cabrones. Brindo por vosotros!!