jueves, 29 de marzo de 2012

Compañerismo

En 1993, con 18 años, puse el pié por primera vez en un aula de la E.U. Politécnica de Cádiz (ahora Escuela Superior de Ingeniería), como estudiante de Ingeniería Técnica en Informática de Gestión.

Recuerdo la decepción al entrar en clase y ver aquellas sillas con la paleta adosada a modo de mesa, hacinadas unas contra otras, y unas cortinas de plástico colgando y tapando unas ventanas viejas desde las que entraba un sol aplastante. Empezó a entrar gente en clase, y cuando se acabaron todas las sillas, siguió entrando gente. Empezaron a sentarse en el suelo, trajeron bancos del pasillo, se sentaron en los bordes de la tarima del profesor... un desastre. Decidimos que así no se podía dar clase, y al día siguiente hicimos una sentada en la escalera de entrada como protesta.

En un momento dado, tuve que ir al baño, así que abandoné la sentada, y como no conocía bien el edificio, me equivoqué de pasillo, y en vez de ir al de los servicios, pasé por delante de mi aula, y ¡Oh, sorpresa! Había compañeros recibiendo clases de álgebra. No eran muchos, puede que 5 ó 6, pero curiosamente, uno de ellos era precisamente uno de los que más fervientemente protestaba el día anterior, porque no tenía sitio. Se lo recriminé, y el profesor me dijo que no tenía derecho a impedir a mi compañero ir a clase, y yo le respondí que yo renuncié a mis clases del día anterior porque él (y otros muchos) no tenían sillas, a pesar de que yo sí que disponía de una.

Ese día aprendí que la gente, a menudo, mira sólo por sí misma.

Poco tiempo después entré como voluntario en Protección Civil de San Fernando, Cádiz. En seguida pasé a formar parte del equipo de socorristas en playa, como patrón de embarcaciones, y como socorrista acuático. Allí pasé grandes momentos, hubo muchas risas, y algún que otro disgusto. Y aprendí que hay gente capaz de tragar mucha agua con tal de sacar a otra persona del mar. Y comprendí que no todo el mundo mira por sí mismo, que hay gente capaz de sacrificarse por los demás... incluso a cambio de nada. Bueno, en realidad no es cierto, no es a cambio de nada, pero eso lo sabemos los que alguna vez hemos sido voluntarios. Yo me llevé muchísimo de aquellos años. No en riquezas, pero sí en amigos, en vivencias y en experiencias que me han hecho ser como soy, y que no cambiaría por nada. Muchas satisfacciones, creedme.

Esto lo cuento porque me cabrea mucho ver a grupos de personas machacando negocios, destrozando mobiliario urbano, amenazando a otras personas y recriminando "falta de compañerismo", sólo porque creen que tienen el derecho a hacerlo. La huelga es un derecho, no una obligación.

No vale abanderarse con la excusa de que muchos empresarios no permiten a sus empleados hacer huelga, porque están amenazados. Porque también hay gente que elige libremente trabajar, sin que nadie se lo exija, y se ven coaccionados por colectivos violentos, para que secunden la huelga ¿Para qué? ¿Para decirle al gobierno que el seguimiento ha sido masivo? ¿Acaso no estás falseando cifras? Ya puestos, ponles una pistola en la cabeza y que se afilien a tu sindicato.



No creo en las coacciones, no creo en la violencia gratuita, no creo en la imposición de ideas, ya venga de un gobierno, de un sindicato, o de un gamberro armado de un martillo y respaldado por más gamberros. Porque eso es lo que son: gamberros.

Llaman piquetes "informativos" a grupos de personas que lo que realmente hacen es amenazar. Si realmente fueran informativos, entrarían en tu negocio, te darían un folleto con todo aquello de lo que quieran informar, y se irían. Pero no es eso lo que hacen. Además ¿De qué me quieres informar? Das por sentado que no conozco mis derechos, que no sé lo que es una huelga, ni por qué se plantea... Me menosprecias.

Yo ahora soy autónomo, y me pregunto dónde están los sindicatos y los piquetes cuando se trata de mirar por nosotros. Me pregunto también por esos liberados sindicales que no van NUNCA a trabajar, pero cobran por un trabajo que no realizan. Me pregunto por esos sindicatos que callan cuando las subvenciones aterrizan sobre sus arcas, y que nos dan sorbitos de agua para que traguemos la mierda que el gobierno nos obliga a tragar.

Hablamos de democracia, de respeto, de compañerismo, cuando lo cierto es que mucha gente lo único que hace es recibir amenazas, ya sea de un jefe tirano, o de un piquete "informativo".

Creo que el poder de la masa es fuerte, y creo que debe usarse con inteligencia, pero si vamos armados con palos y quemando cosas, no somos muy diferentes de las guerrillas que arrasan poblados para conseguir víveres "para la causa".

Hay gente capaz de dar la vida por los demás, y gente que solo mira por su propio culo. Yo creo que he estado en los dos bandos alguna que otra vez, y no me considero mejor que nadie. Pero no pienso permitir que gobiernen mi vida a base de amenazas. Ni unos, ni otros.