miércoles, 2 de enero de 2008

¡Feliz 2008!

Dicen que los años impares son malos. A mí el 2007 no me ha tratado mal del todo, así que si lo que cuentan es cierto, el 2008 debería ser un año cojonudo.

Estoy muy contento porque estas navidades, lejos de acarrearme un increíble cúmulo de consecuencias tras los excesos, me han sentado de maravilla. Claro que también es cierto que en mi caso los excesos han sido nulos.

El alcohol ingerido hasta el momento se reduce al cava con el que brindé por el año nuevo, y un dedín de anís que tomé una tarde. El resto ha sido agua, tónica y zumo de naranja. El hecho de estar tomando jarbe para la tos tiene una parte de la culpa. La otra parte es debida a mis serias intenciones de retomar la vida sana que me caracterizaba en otros tiempos.

Por lo demás, llevo todas las navidades escribiendo el que espero sea mi primer monólogo "oficial". A ver si en breve puedo sacarlo a la luz, y que sea lo que Dios (o sea, el público) quiera.

Además, este año es bisiesto, así que algo especial nos aguarda seguro. Yo de momento cumpliré 33 tacos mañana. La edad de Cristo, me dice la gente...

¡Espero no terminar recorriendo un calvario!

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