martes, 17 de agosto de 2010

El cuento de nunca acabar

Conocí a Archie en un curso de improvisación.

El chaval es gay. Además es de esos gays que no necesitan decir que son gays, por lo evidente. Además, lo utiliza en parte como tema en sus espectáculos. Porque Archie, entre otras cosas, es cómico. Tuve la suerte de compartir con él una noche las tablas de un restaurante en Usera, en una noche muy divertida.

En este instante en que escribo, Archie debe estar recuperándose de una operación que le han hecho hace unas horas. Por lo visto, iba paseando tranquilamente por la calle con un amigo cuando una pandilla que se cruzó con ellos les insultaron, y terminaron dándoles una paliza. ¿Por qué? Por homofobia.

Yo estoy muy cabreado, pero minutos antes de entrar en quirófano, Archie hacía bromas sobre la epidural. Me tranquiliza saber que los homófobos no han conseguido apagar ni un ápice la chispa de Archie.

Amigo, desde aquí te deseo una pronta recuperación, y espero que volvamos a compartir risas lo antes posible.

Aquí os dejo un himno en el que, sinceramente, creo.

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